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Economistas creen que la baja productividad es «una de las principales debilidades» de la economía española

MADRID, 27 (SERVIMEDIA)

El miembro del Comité Ejecutivo y de la Junta Directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) José Luis Feito y el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Zaragoza José María Serrano coincidieron este martes en que la baja productividad es «una de las principales debilidades» de la economía española.

Así lo dijeron en la sesión ‘Situación actual de la economía española y retos’, organizada por el Consejo General de Economistas de España (CGE) para «ayudar a definir la política económica del próximo Gobierno» y analizar «las fortalezas y debilidades que tiene la economía española en estos momentos».

Feito destacó que la causa de la debilidad de la economía reside en «una baja tasa de empleo y un exiguo crecimiento tendencial de la productividad». En este punto, señaló que ambas cuestiones se sitúan por debajo de los valores correspondientes de la eurozona (12%).

«La nula mejora de la renta per cápita a lo largo de una década y media es aún más grave de lo que parece, pues el mantenimiento de las condiciones de vida a lo largo de estos años se ha conseguido a costa de un enorme endeudamiento con el resto del mundo», apuntó Feito.

Por su parte, Serrano señaló que la baja productividad en España «pone en riesgo sus posibilidades de crecimiento sostenible y explica la falta de convergencia con la Eurozona». Asimismo, detalló que «la elevada deuda externa y la negativa posición de inversión internacional muestran que España tiene un problema de vulnerabilidad financiera».

En este punto, el presidente Consejo General de Economistas de España, Valentín Pich, insistió en «invertir más» en tecnología y desarrollar actividades con mayor valor añadido, que permitan «pagar salarios más altos y mejorar la renta per cápita».

Pich también aseguró que, para atender a los gastos necesarios en el intento de frenar el cambio climático y satisfacer las crecientes demandas asistenciales provocadas por el envejecimiento de la población, es necesario «tener unas cuentas saneadas». Para ello, el Ejecutivo debe «optimizar el gasto y no conformarse» con situar el déficit en un umbral del 3%.