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España debe seguir apostando por la prevención de riesgos laborales

Tan solo es necesario revisar las estadísticas para ver que, aún, queda bastante por hacer en nuestro país en el apartado de riesgos laborales.

Solo en 2022 fallecieron 826 trabajadores mientras desempeñaban su trabajo. Una cifra que no hay que pasar por alto puesto que lleva años con una tendencia al alza.

«Aunque es cierto que fue la década de los 90 cuando el pico comenzó su descenso, desde 2012 las cifras no paran de subir. Eso debería bastar para poner el foco en las empresas y en sus políticas de prevención de riesgos laborales que, aunque muchos se lo toman a rutina, es necesario seguir haciendo hincapié en la necesidad de que de verdad se apliquen y se tengan en cuenta» explican desde el sector.

Pero, ¿qué ocurre cuando la tragedia ya ha pasado?

Cualquiera de las familias de esos más de 820 trabajadores han tenido, a la tragedia, que sumar un arduo proceso de papeleo hasta conseguir la indemnización por fallecimiento del trabajador que les corresponde.

Cuando se trata de pelear por hacer justicia, pese a que nada devolverá a su casa al trabajador, por desgracia, se recomienda siempre ponerse en manos de abogados especialistas en accidentes laborales que son los que de verdad conocen las leyes y podrán intentar hacerse con un monto superior apelando de forma correcta a la responsabilidad civil de la empresa.

«Hay muchos factores que hacen poder exigir más o menos indemnización. Si el fallecimiento se ha producido como consecuencia de un accidente de trabajo o enfermedad profesional es necesario solicitar los daños y perjuicios» explican algunos abogados. De hecho, entre estos daños se deberían cuantificar cosas tan intangibles como el dolor o sufrimiento, pero también algo tan tangible como la pérdida de ingresos y los gastos relacionados.

Entre los condicionantes para llevar a buen término esto es clave determinar quién tiene la responsabilidad última del accidente.

No es lo mismo que haya sido por caso de fuerza mayor, donde no hay opción de haber previsto la catástrofe o, si por el contrario, es culpa del empresario por no tener al día las normas de seguridad o del propio trabajador por imprudencia.

Comenzar con este litigio es un daño añadido a los familiares, de ahí que la recomendación siempre pase por ponerse en manos expertas, a ser posible privadas ya que son las que más tratarán de exigir en términos de responsabilidad civil, para que se puedan desentender de ciertos detalles que no hacen sino acrecentar el dolor de la pérdida.

Aunque el momento de duelo es uno de los peores para tomar decisiones, son los bufetes especializados en este tipo de litigios quienes saben cuándo y cómo reclamar ciertas cuantías atendiendo al caso particular. «Hay que determinar cuáles son las indemnizaciones que deben reclamarse atendiendo a cada caso y causa» insisten.

No obstante, es clave que se siga invirtiendo, desde las empresas españolas, en políticas de prevención de riesgos laborales que obliguen a tener el máximo cuidado a cada trabajador en el desempeño de su puesto para evitar seguir incrementando las cifras y cambiar la tendencia alcista de estas cifras tan trágicas.