Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Los cementerios pueden convertirse en focos de contagio de Covid19

La prevención de contagios contra el Covid19 está ya más que extendida entre la sociedad. Mascarillas, geles hidroalcohólicos y también, cómo no, distancia social, han sido repetidos hasta la saciedad y han sido unas medidas seguidas mayoritariamente, lo que ha permitido ir controlando la pandemia.

Sin embargo, hay una contingencia poco mencionada y a la que, en un momento en el que parece que se está controlando la pandemia, habría que darle especial relevancia.

Enterrar a personas fallecidas siendo positivas en el virus o incluso asintomáticas sin haber sido detectadas en muchos casos, se está demostrando peligroso si no se presta atención al proceso y tratamiento del cuerpo. De forma accidental, pero más habitual de lo que se piensa por el volumen y las prisas por enterrar a los finados, los lixiviados que generan los cuerpos enterrados están filtrando en el subsuelo de los cementerios, llegando a las capas freáticas y de éstas, a ríos y pozos de poblaciones cercanas.

“Es algo que no se está comunicando y pasa de forma más habitual a la que se piensa. Desde sanidad habría que asegurarse de que se están usando productos que retengan los lixiviados que pueden contener contaminantes y microorganismos patógenos resistentes al agua como cierto virus entre otros en el contexto de pandemia mundial en el que nos encontramos. Para hacerse a una idea, por cada 100.000 difuntos inhumados, se generan hasta 4 millones de lixiviados potencialmente contagiosos” explican desde algunos estudios realizados en Universidades como la de Lima (Perú), “existe el riesgo de contaminación de las aguas subterráneas por generación de lixiviados provenientes de sepulturas de cadáveres bajo suelo, que es lo que se plantea como problema”.

Pero, ¿qué son los lixivados? Se trata de líquidos que se producen durante la descomposición de la materia orgánica del cadáver que contienen los contaminantes y patógenos que tenía la persona al morir y que puede llegar a contaminar el agua subterránea y los subsuelos con químicos y agentes infecciosos biológicos, provocando importantes problemas medioambientales por su toxicidad y contagios por su carga viral u otros patógenos infecciosos. Existen muchos estudios que demuestran este hecho realizados por Universidades y otras entidades competentes que pueden encontrarse fácilmente en internet.

De hecho, las autoridades sanitarias a nivel internacional ya empiezan a exigir protocolos de seguridad preventivos para evitar la contaminación del subsuelo y la proliferación de contagios por microorganismos patógenos en la construcción de nuevos cementerios, pero ¿Qué pasa con los cementerios en activo? Muchos de ellos tienen decenas o incluso centenas de años cuando todo esto era del todo desconocido y, precisamente, donde se están produciendo estas filtraciones de forma habitual.