Uno de los sitios de referencia para la nueva forma de entender el alojamiento. Eso es lo que viene representando la nativa Airbnb en la red. La búsqueda de particulares de una oferta también gestionada – en la mayoría de los casos – por particulares.
Es la clásica búsqueda de habitación de siempre, pero para las vacaciones y para ahorrar si se pone en comparación con los alojamientos oficiales.
¿Problema? Como siempre, la ley. Es decir, no se hace nada ilegal hasta que se convierte en una forma de conseguir ingresos no declarados.
Esto es lo que empieza a plantearse de forma más seria en Nueva York, donde el consistorio pretende frenar la forma de alquiler no regulado que se lleva a cabo en esta plataforma internacional. ¿Cómo? Sacando una nueva ley que no permite que existan los alquileres en la Gran Manzana que sean más cortos del mes.
Esto perjudica seriamente el modelo de negocio de Airbnb, con lo que ha decidido sentarse a negociar y comprometerse a la creación de un registro de los propietarios que alquilan habitaciones y viviendas en la ciudad, de forma que se pueda seguir un control de que realmente sí se está cumpliendo la legislación específica del Estado y ciudad americano.
La fecha límite para ver si finalmente Airbnb salvará los muebles en NY será el próximo 29 de octubre, fecha límite para que el gobernador de Nueva York firme la propuesta por la que se podría penalizar a quien lo incumpliera con hasta 7500 dólares de multa. Pero la plataforma tampoco anda parada cuando ha visto cómo NY es la ciudad con más volumen de viviendas alquiladas y compartidas dentro de Estados Unidos en su negocio: 45.000 viviendas o habitaciones estaban publicitadas.
Otra de las propuestas sería fomentar el pago de la tasa de ocupación que rige los establecimientos neoyorquinos y que, a través de Airbnb se pierde. Algo que sucede también con los hoteles clandestinos en forma de alquiler de vivienda completa.
Sin duda, habrá que seguir la pista a una nueva forma de turismo que está peleando con la tradicional.