Tras más de 30 años adaptando lentes desde las dos ópticas que Joseba Gorrotxategi regentaba en San Sebastián, se dieron cuenta de que las lentes progresivas que prescribían a sus pacientes no siempre conseguían el objetivo ya que no contaban con las peculiaridades de cada usuario.
En este escenario, “llevaba tiempo investigando, pues sabía que, de alguna manera, se podía mejorar la adaptación a este tipo de lentes. Al fin, conseguí desarrollar el algoritmo que posteriormente integraríamos en el tallado, y que conseguiría las primeras lentes adaptadas a la fijación real del paciente y no a la teórica, como hasta ahora se estaba haciendo” explica Gorrotxategi.
Con esta novedad, se presenta y aprueba la patente nacional de esta nueva tecnología de diseño en las lentes y también se lleva tanto a Europa como a USA, China, Japón, Rusia, Canadá y Brasil, donde también consiguen que sea aprobada. Esto supone un gran valor para el trabajo de años, pero se necesitaba entonces la valoración del usuario, que resultó ser del todo positiva, incrementando considerablemente la calidad de visión y adaptación a los progresivos y, sobre todo, a la satisfacción final de sus clientes.
En febrero de 2016, Joseba y su equipo acuden, con sus patentes a la Feria Internacional de Óptica (MIDO) en Milán para conseguir los contactos que permitieran seguir adelante con el proyecto y convertir su esfuerzo en una empresa global.
“Con el proceso ya industrializado y un modelo global de empresa creamos la marca Airlens, comercializamos las lentes primero en nuestra óptica – donde los clientes donostiarras fueron los primeros en disfrutar de esta tecnología – y que, actualmente pueden encontrarse en ópticas de toda Europa gracias a acuerdos estratégicos como el que conseguimos con IOT-Youngers, una compañía de origen madrileño con presencia tanto española como estadounidense, y que ha incluido en las lentes dos de las tecnologías más avanzadas del sector: Camber y Digital Ray-Path” explica Joseba.
Hoy, Airlens se ha convertido en un referente de lentes optométricas gracias a su tecnología de adaptación a la foria, con capacidad de fabricación para 400 laboratorios de lentes de todo el mundo. Toda una historia de éxito que se gestó desde una óptica de San Sebastián.