Mucho se habla de la importancia de contar con mobiliario adecuado en los puestos de trabajo, para, de esta forma, evitar las malas posturas y los problemas de salud que éstas acarrearían en el futuro.
La ergonomía es un tema importante en el ámbito laboral, de hecho, y junto con la psicosociología aplicada es una de las cuatro especialidades de la prevención de riesgos laborales, a la que vienen a sumarse la seguridad en el trabajo, la higiene industrial y la medicina del trabajo.
En cualquier caso, basta pensar en lo ocurrido durante los últimos años para caer en la cuenta de la importancia que tiene trabajar en un lugar que resulte cómodo y adecuado. Y es que, durante la pandemia, el que más y el que menos sufrió en sus propias carnes los inconvenientes de tener que teletrabajar desde su hogar. Unos hogares que no contaban con mesas y sillas que se pudieran regular en altura, ni tampoco con reposapiés, en cuanto a factores ambientales, como temperatura e iluminación, mejor ni hablar.
Sin embargo, y pese a la gran importancia que tiene, parece ser un tema completamente olvidado en el ámbito escolar, cuando, si cabe, debería tener aún una mayor relevancia, dado que durante la época escolar los niños están en plena etapa de desarrollo y crecimiento, por lo que las malas posturas podrían acarrear problemas que repercutan en su crecimiento.
Pero, ¿cuántos padres se han preguntado alguna vez si el mobiliario para colegios es adecuado y cómodo para sus pequeños?
Por desgracia, la mayoría de los padres presuponen que el mobiliario de los colegios y escuelas es adecuado y se adapta a las necesidades de los alumnos, pues ha de cumplir con normativa específica. No obstante, que cumpla la normativa no tiene por qué significar que se adapta a cada uno de los pequeños de un colegio, pues, como se sabe, aunque la mayoría está dentro de la estatura media, algunos se encuentran fuera de esa media, y ya sea debido a que son más bajos o a que son más altos, el mobiliario no les resultará tan cómodo como al resto de sus compañeros.
Y es que, al igual que sucede en el caso de los adultos, el mobiliario de los niños también debería poder regularse en altura para adaptarse a la estatura de cada pequeño.
En cualquier caso, y, por si todavía queda algún despistado, conviene indicar que la postura correcta en un escritorio, independientemente de la edad que se tenga, es aquella en la que priman los ángulos rectos, es decir, con los pies totalmente apoyados en el suelo y la espalda apoyada en el respaldo, los ángulos formados entre los pies y las piernas, en las rodillas, entre las piernas y el tronco y el que se forme en los codos han de ser todos ellos de noventa grados.
Los niños pasan tantas horas en las escuelas como los adultos en sus puestos de trabajo, no se debe descuidar, por lo tanto, esta cuestión, pues, mientras un adulto es consciente de que el mobiliario no es el adecuado en cuestión de horas o días, un niño tardará mucho tiempo en notar las consecuencias de su mala postura, pudiendo resultar peligroso para su normal crecimiento y desarrollo.