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España sufrirá una inflación del 4,5% en 2023, inferior al 6,3% de la Eurozona, según Norbolsa

-En cambio, la inflación de este año será una décima superior

MADRID, 26 (SERVIMEDIA)

España experimentará un alza de precios el próximo ejercicio del 4,5%, inferior al 6,3% de inflación que registrará la Eurozona, según las previsiones de Norbolsa.

Así se desprende del ‘Informe Estratégico 2023 de Norbolsa’ elaborado por la compañía y consultado por Servimedia, que arroja que la tasa de inflación en España para el próximo ejercicio también será inferior a la de Reino Unido (7,3%), Alemania (7%), Italia (6,3%) y Francia (4,7%).

En cambio, para este 2022, la expectativa es que España cierre el año con una tasa de inflación interanual del 8,6%, una décima por encima de la Eurozona (8,5%) y también por delante de los grandes países europeos como Alemania (8,3%), Italia (8,3%) y Francia (5,5%), pero por debajo de la británica (9%).

En su análisis, Norbolsa apunta que las presiones en los precios de la Eurozona han continuado intensificándose durante el tercer trimestre «impulsada por costes energéticos y la fuerte aceleración en los precios de la comida», llevando a registrar máximo histórico en octubre (+10,6%). A diferencia de Estados Unidos, el análisis descarta afirmar «con seguridad» que en Europa se haya alcanzado el pico de inflación.

Respecto a 2023, se podría producir un «repunte» en el componente energético, por la actualización de tarifas minoristas que no han recogido lo ocurrido en los mercados mayoristas en algunos países. Sin embargo, la preocupación se centra en los precios de los alimentos, cuya tensión «podría ser más persistente», aunque el informe subraya que el «gradual alivio en las cadenas de suministros, costes de energía y transporte debería hacer que moderara a niveles más normales».

Aunque la expectativa es que la inflación caiga a partir del segundo semestre de 2023 por el «efecto base», el análisis apunta que la subyacente continuará tensionada «por la presión en servicios», único sector que se espera que siga acelerando por el «crecimiento de salarios y la resiliencia la demanda», especialmente en los servicios relacionados con hostelería y turismo». La previsión es que la inflación subyacente alcance una media del 3,9% en 2022 y del 4,2% en 2023.

RIESGOS

Estas previsiones se encuentran sujetas a unos posibles riesgos al alza como la ampliación en las disrupciones en los mercados energéticos, una mayor resiliencia económica a la esperada y crecimientos fuertes de salarios, según el informe. Por el contrario una recesión más pronunciada a la esperada llevaría «a las lecturas de precios a moderar con mayor celeridad y disminuiría el riesgo de efectos de segunda ronda».

Detalladamente, el análisis subraya que la mayor amenaza para Europa viene de un aumento de la tensión geopolítica en Ucrania que amplíe las disrupciones generadas desde el estallido de la guerra, disminuyendo el suministro de gas de cara al próximo año. El informe avisa de que, aunque el llenado de almacenamientos y la buena meteorología del inicio del invierno «ha alejado mucho el riesgo de racionamiento», no se puede descartar tener «unas condiciones climáticas más adversas el resto del invierno y no cumplir entonces con las medidas de ahorro». Este escenario, explica el informe, «complicaría mucho el llenado de cara al siguiente otoño-invierno».

De cara al inverno 2023/24, se enfatiza en la preocupación por los niveles de stock que se puedan alcanzar «si Rusia retira totalmente el suministro y también si hay más competencia en gas natural licuado (GNL) por una mayor demanda procedente de China tras el alivio de las restricciones Covid-zero».

Sobre la política del BCE, Norbolsa indica que «tras la contundencia en el mensaje de la reunión de diciembre», decidieron revisar al alza las expectativas de subidas de tipos en la primera mitad de 2023 de 50 puntos básicos a 125, considerando que «el freno económico será la principal arma para contener los efectos de segunda ronda».

No en vano, la expectativa es que, conforme avance el primer trimestre del próximo año y haya «más visibilidad en los frentes tensión energéticas y presión salarial», el BCE «saque más cintura y no tenga que subir tanto los tipos como dejaba ver en la última reunión de diciembre».