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Gastronomía, el único gran placer que no nos han arrebatado todavía

Parece mentira, pero cuando se comenzó a hablar del coronavirus en España, antes de que se decretara ningún estado de alarma, los españoles decidieron dirigirse a los supermercados y hacer acopio de papel higiénico, ¿con qué fin? Quién sabe, todavía hoy muchos siguen buscando la respuesta a esta pregunta.

Ya en casa, sin poder salir y con los niños más ociosos que nunca, tocaba buscar entretenimientos, esta vez se ponía rumbo al supermercado para agotar las existencias de harina. La repostería se convirtió, nunca mejor dicho, en el pan nuestro de cada día, haciendo que hoy sean pocos los niños del país que no hayan hecho alguna vez pan, bizcochos o magdalenas.

Con la llegada del buen tiempo y la imposibilidad de tomarse unas cañitas en una terraza se ponía nuevamente rumbo al supermercado, esta vez para hacer acopio de cervezas y todo tipo de snacks o aperitivos.

Entre cuatro paredes, sin besos y abrazos, sin poder sentir el calor de familiares y amigos durante largas semanas, la gastronomía se convirtió en uno de los escasos placeres de los que se podía seguir disfrutando. Y vaya si lo hicieron, pues según los estudios, los españoles engordaron de media seis kilos.

Desde el principio la hostelería ha sido la que ha pagado los platos rotos de aquellos que se saltan las normas a la torera, de los irresponsables, de los que no tienen conciencia social. Esto ha obligado a muchos a echar el cierre para siempre y a buena parte de los restantes a reinventar su negocio para ganar, al menos, lo suficiente para hacer frente a los gastos. Lo más recurrente entre los hosteleros ha sido ofrecer sus servicios a domicilio, algo que han agradecido sus incondicionales clientes.

Y es que, pese a pasar mucho más tiempo en casa y dedicar más tiempo a cocinar y a comer, lo cierto es que no siempre resulta sencillo reproducir las recetas más tradicionales de la gastronomía española.

“Hacer unos buenos callos, una fideuá, una rica paella, o un pulpo a feira no es algo que se consiga a la primera, y rara vez se logra a la segunda o a la tercera” comentan desde O´ Rincón de Galicia, restaurante en Hospitalet de Llobregat que cuenta con dos décadas de experiencia a sus espaldas.

Intentarlo siempre es interesante, pues es el único modo de aprender, ganar experiencia y acabar dominando la técnica. Eso sí, conviene comenzar degustando uno de estos ricos manjares de manos de un profesional.