Con la época de incertidumbre actual en la que las fusiones bancarias, los rumores en relación a los tipos de interés que impondrá el BCE, la economía y el sector inmobiliario son titulares casi cada día, quienes buscan la posibilidad de firmar una hipoteca tienen más dudas que nunca sobre el tipo de préstamo que mejor se ajustará en el tiempo a las necesidades de cada uno.
Así, el contar con la figura del asesor hipotecario puede suponer una diferencia abismal a la hora de aclarar las peculiaridades de cada tipo de hipoteca del mercado hasta dar con la que más facilidades ofrezca para cada caso concreto.
¿Cuáles son las opciones más interesantes o viables del mercado?
Con las hipotecas 100% financiación hay que tener en cuenta los requisitos que tendrán en lo que a tipos de interés, principalmente, se refiere.
No es lo mismo contratar y suscribirse a una hipoteca con tipos de interés fijos o variables. Aunque actualmente los tipos de interés dictados por el BCE rondan el 0% constante, es probable dado que llevan bastante tiempo en este campo que tarde o temprano comiencen a incrementarse, siendo esta una variable a tener muy en cuenta de cara, también al futuro.
En el caso de los tipos fijos, actualmente en auge en las ofertas de los bancos, aunque a priori sería superior al variable, tienen una ventaja añadida: durante el tiempo y vida del préstamo, siempre se pagará el mismo importe, lo que permite a muchos hacerse a la idea de la capacidad de endeudamiento real que se puede llegar a tener.
De hecho, también hay que tener en cuenta no solo el perfil de vivienda que se va a adquirir sino el tipo de trabajador que se es. No es lo mismo, a la hora de solicitarla, el ser trabajador por cuenta propia o ajena, al igual que no es lo mismo ser funcionario, para quien exiten opciones como la hipoteca Muface que tiene en cuenta esta característica a la hora de ofrecer unas condiciones.
Sea la situación que sea, es necesario apelar a la cordura a la hora de endeudarse. Una hipoteca se alarga en el tiempo, de forma general, entre 15-20 años de media, aunque cada vez se ofrecen con plazos mayores.
Esto hace que la reflexión haya que hacerla de forma inteligente, no permitiendo que la deuda de hoy suponga un problema mañana.