Sacar al mercado un producto no siempre es fácil. Una de las claves, además, para estar en la mente del consumidor tiene que ver con el embalaje y la serigrafía.
La imagen con la que se pone un producto en un estante de cara al público y a su venta es vital para salvar el filtro. De ahí que la inversión en creatividad, en diseños innovadores y que además, una vez impresos por profesionales, quede bien, es la principal meta de cualquier empresario.
«Hacer junto con los clientes su proyecto es necesario para entender y aunar sus deseos con las posibilidades que se pueden ofrecer tanto en tampografía como en termoimpresión. Conseguir, gracias a la tecnología más avanzada, unos resultados como los que llevamos 20 años haciendo, de alta calidad, es el objetivo desde el primer momento» comentan desde Tintas Greis.
Juguetes, cajas, envases, tazas y productos promocionales incluso como freesbees son solo algunas de las bases sobre las que se puede trabajar.
La calidad siempre es la mejor publicidad
Bolígrafos o tazas que van perdiendo su tinta no hablan bien de la firma que los avala. De hecho, una de las sensaciones de seguridad que tienen los clientes es cuando saben que el producto garantiza la mejor calidad no solo en diseño sino también en durabilidad.
Nadie se imagina triunfar a una marca cuyos productos van destiñendo o perdiendo el dibujo con el paso de los meses. De hecho, probablemente será más pronto que tarde cuando las quejas comenzarán a llegar.
Por ello, cuando de esto se trata, hay que hablar con empresas que de verdad llevan años ofreciendo sus servicios en un mercado en el que la calidad, a la vista además de las últimas noticias con la tinta de los tickets, es también garantía.
Las opciones que se ofrecen hoy en día en empresas de impresión bien por termoimpresión como por tampografía son infinitas, casi tantas como envases o superficies uno pueda imaginar. Formas, tamaños, colores o texturas forman parte del propio proceso de diseño.
Trabajando en conjunto las mejores soluciones, el resultado final es imposible que no satisfaga tanto al cliente principal como al cliente final, que podrá seguir leyendo instrucciones, logo o incluso componentes durante el uso de los objetos.
