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Virtuoso, o cuando la habilidad es la mejor herencia recibida

No todas las personas nacen con las mismas habilidades. Y, mientras que algunos necesitan largas horas de práctica diaria para alcanzar un nivel adecuado, otros parecen haber nacido por y para desarrollar esa actividad, dado que las cosas más complejas de realizar son para ellos, coser y cantar.

Ser habilidoso es, por lo tanto, una gran ventaja cuando uno desea dedicarse a algo. No obstante, la constancia representa en todos aquellos casos en los que la habilidad no es toda la que debería, una enorme virtud.

Y es que, son constantes los dichos y refranes que indican que una persona es capaz de lograr todo aquello que se proponga, eso sí, ninguno de ellos dice que se vaya a lograr alcanzar el nivel máximo.
Una actividad que cautiva por igual a casi todas las personas, ya se trate de adultos o niños, es la magia, siendo a la par una actividad que no podría llevarse a cabo si no se contase con habilidad.

Durante las largas semanas de confinamiento, muchos echaron mano de los recursos existentes en la red para entretenerse y mantener entretenidos a los más pequeños. Manualidades, repostería, juegos de mesa, ejercicio físico en casa, magia online, todo era válido y posible gracias a internet.

Y, pese a que los adultos saben a ciencia cierta que tras cada truco de magia se esconde una mera ilusión óptica realizada gracias a la enorme habilidad de un mago. Adultos y pequeños son trasladados, al contemplar un buen espectáculo de magia, a un mundo en el que la ilusión cobra protagonismo.

Y en este mundo mágico en el que nada del mundo real tiene cabida, se logra olvidar todo por un instante. Problemas, preocupaciones y pensamientos negativos desaparecen, al menos, hasta que toca volver a la realidad.

Una realidad que con frecuencia los niños viven de forma muy distinta a los adultos, y es que, a veces ver la vida como un simple juego ayuda mucho.

Pero la magia no es la única actividad para la que la habilidad es imprescindible. Tocar la guitarra, el piano o cualquier instrumento musical requiere también de una gran habilidad. Sin embargo, aquellos que nacen con ella se convierten en verdaderos virtuosos de la música, sin llegar, eso sí, a los niveles alcanzados por Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart o Ludwig van Beethoven, por mencionar solo algunos de los más conocidos y relevantes.