Aunque a priori la respuesta puede parecer obvia, hay muchas circunstancias.
Por ejemplo, un local vacío, donde actualmente no existe actividad alguna. Quizá de esos de los que se compraron en vista de buscar un ingreso como inversor y que las crisis y la situación actual han dejado en cuarentena. ¿Necesitaría el usuario un seguro para locales vacíos o sin actividad? La respuesta sigue siendo sí.
El hecho de que esté vacío no significa que no pueda, por accidente, dañar fachada, garaje si lo hubiera debajo o sufrir cualquier tipo de imperfecto. Obviamente en este caso concreto habría que revisar bien las cláusulas para asegurarse de la parte de contenido, pero por supuesto que es necesario que el continente esté bien cubierto.
Ocurre lo mismo con los que están abiertos pero, alquilados, es decir, la actividad no la lleva el propio dueño. Hay miles de casos como este en nuestra geografía. De hecho, es uno de los más habituales. ¿Quién es quien el que debe suscribirse a los seguros para locales alquilados? ¿El dueño o el inquilino? En realidad, dependerá del pacto al que se llegue entre ambos. Por norma general suele ser el inquilino ya que conoce a fondo el contenido que necesitaría cubrir y adaptaría la póliza a su actividad y demanda real. Sin embargo, son muchos los que acaban pactando, incluyéndolo en la firma del contrato, un seguro que viene de antes de que comenzara la actividad.
Una tercera vía es la que más se ha extendido últimamente, sobre todo, en las zonas más céntricas de las capitales y en zonas de extrarradio. Se trata de locales que sirven como almacén para poder usarlo de base de operaciones para ecommerces. La llegada de las ventas online al nivel al que nos encontramos ha reconvertido también los hubs en el centro de la ciudad. Gracias a este tipo de almacenes se puede servir, mensajería mediante, en tiempo récord sin necesidad de irse a las afueras a recoger las mercancías compradas o vendidas. Es por ello que una figura en auge en el segmento de las aseguradoras son los seguros para almacenes.
Las nuevas formas de entender los negocios y las necesidades han cambiado y, con ellas, también las formas en las que las aseguradoras deben dar servicio a la demanda.
