Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Mapfre compara con «la cuadratura del círculo» el reto del Banco Central Europeo de controlar al mismo tiempo inflación y deuda

MADRID, 15 (SERVIMEDIA)

Mapfre indicó este miércoles que el Banco Central Europeo (BCE) se encuentra inmerso en una «cuadratura del círculo» ante la necesidad de subir los tipos de interés para hacer frente a la inflación «y, al mismo tiempo, evitar que suban», para que no afecten a la sostenibilidad de la deuda pública.

Así lo señaló el economista jefe de la compañía aseguradora, Alberto Matellán, en un artículo titulado ‘El BCE sin una solución clara’, publicado este miércoles tras la reunión mantenida por el banco central ante, por un lado, la necesidad de subir los tipos de interés para controlar la inflación y, por otro, el efecto negativo que dicha subida puede tener en la prima de riesgo y la sostenibilidad de la deuda pública de los Estados miembro.

En este sentido, para el economista de Mapfre, «evitar la caída de Italia en una trampa de deuda mientras luchan contra la inflación se aproxima mucho a un problema metafísico».

Asimismo, sobre el anuncio por parte del BCE de que reinvertirá los reembolsos del programa de compras de emergencia para soportar los diferenciales periféricos, Matellán considera que «esto podría funcionar a corto plazo, no tanto por su importe, sino por el compromiso que muestran».

Sin embargo, para el economista jefe de Mapfre, la creación de una nueva herramienta de crisis por parte del BCE, «una vez más, no se trata de una solución a largo plazo, y menos aún en las circunstancias actuales», sino «una huida hacia adelante», por lo que apunta que «seguimos necesitando una solución más profunda».

Además, el artículo advierte de que, ante la subida de tipos de interés y la menor liquidez, «junto con los acontecimientos que tienen lugar en todo el mundo, garantiza una caída del crecimiento en los próximos meses», por lo que añade que, «con tipos más altos y un crecimiento débil o negativo, resulta muy probable que algunos países (y empresas) muy endeudados, como Italia, caigan en la llamada trampa de la deuda».

Ante este escenario, agrega Matellán, «cuando los inversores piensan en esta situación, empiezan a ponerle precio en un círculo vicioso que se acelera, convirtiendo estos pensamientos en una profecía autocumplida».

De esta manera, Mapfre indica que «el BCE tiene tres enemigos diferentes que combatir al mismo tiempo» y que, sin embargo, necesitan «medidas diferentes»: la evolución de los diferenciales; el endeudamiento y la falta de crecimiento de algunos países europeos; y la propia inflación.

Así, el economista jefe de la aseguradora advierte que «utilizar el mecanismo de compra de activos para apoyar los diferenciales podría comprometer la reducción de la liquidez necesaria para luchar contra la inflación, y depreciaría el euro, agravando así el problema».

Por otra parte, «dejar correr la inflación agravaría los problemas de crecimiento, aunque podría diluir un poco la deuda»; y, por otro lado, «reducir la liquidez para luchar contra la inflación endurecería las condiciones financieras mucho más rápido en Italia que en Alemania». «En otras palabras, parece que, en las circunstancias actuales, Alemania necesita una política monetaria radicalmente diferente a la de Italia», afirma el autor del artículo.

Por todo ello, para Matellán, «dependemos completamente de la evolución del escenario macroeconómico», del que, prosigue, «no parece tan malo como para que cunda el pánico». Sin embargo, pregunta «¿y si, para, digamos, octubre, el crecimiento se debilita tanto, y las presiones del mercado se vuelven tan altas, que el BCE debe recurrir de nuevo a sus medidas de liquidez?».

Por último, apunta que «una contracción no es nada buena para los precios de los activos y el crecimiento, pero es necesaria para luchar contra una inflación que, de otro modo, perjudicaría en cualquier caso en el largo plazo a esos mercados y ese crecimiento».

Por ello, Matellán concluye recordando que «la cuadratura del círculo tardó miles de años en resolverse, y sólo en términos matemáticos muy complejos y abstractos», y que «la política monetaria no es tan compleja, así que probablemente si una solución parece inexistente, es porque lo es».