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El nivel de renta y el diseño de las ayudas públicas, grandes obstáculos para el despliegue del coche eléctrico en España

– Según un informe de PwC

MADRID, 24 (SERVIMEDIA)

El nivel de renta y el diseño de las ayudas públicas son dos de los principales factores que explican por qué el mercado de vehículos eléctricos no acaba de despegar en España, que sigue estando entre los mercados menos «maduros» en este sentido.

Así se desprende del informe ‘eReadiness 2023’, elaborado por PwC y que se presentó este martes en el ‘Global Mobility Call’, el encuentro mundial sobre movilidad sostenible que se celebra esta semana en Madrid.

El estudio analiza el estado de la movilidad eléctrica en 18 grandes mercados, a partir de una encuesta a más de 12.500 consumidores, a los que se divide en tres grandes grupos -propietarios de vehículos eléctricos, futuros compradores en los próximos cinco años y escépticos-, y se traza un perfil de cada uno de ellos.

Los propietarios de vehículos eléctricos (EV owners) -el 6% de los consumidores encuestados- son un 51% hombres y un 49% mujeres, urbanos, con aparcamiento privado en casa, una edad media de 43 años, y con un alto poder adquisitivo, que se concreta en unos ingresos medios brutos anuales de 91.000 euros, en los mercados estudiados.

Se trata de una cifra muy alejada del salario medio por trabajador en España que, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ascendió a 25.896 euros en el año 2021.

El 86% de los que ya cuentan con un coche eléctrico utiliza su vehículo privado para desplazarse al trabajo una media de 4,4 días a la semana y recorre una distancia de 23 kilómetros. Suelen cambiarse de vehículo cada 5,9 años de media y el 62% asegura haber aprovechado alguna ayuda pública para comprar su vehículo.

En general, según esta encuesta, los propietarios están satisfechos con sus vehículos eléctricos, pero reconocen que se enfrentan a tres tipos de problemas, por este orden, los largos tiempos de carga, la falta de puntos públicos de recarga y la autonomía limitada de los coches.

Por su parte, los potenciales compradores en el próximo lustro son en un 53% hombres y un 47% mujeres, de 42 años, con unos ingresos medios brutos anuales de 74.000 euros, inferiores a los de los propietarios. Son urbanos, utilizan el vehículo para ir a trabajar 4,2 días a la semana, recorren 28 kilómetros diarios y se cambian de vehículo cada 8,1 años.

En cambio, los consumidores escépticos son en un 44% de hombres y en un 56% mujeres, con una media de edad de 49 años, y con un poder adquisitivo sensiblemente inferior a los perfiles anteriores, y que se sitúa en los 49.000 euros brutos de media al año. Son, lógicamente, menos propenso a cambiar de vehículo -9,8 años de media.

Entre los principales motivos de su escepticismo se encuentran los tiempos de carga, el alcance limitado de los vehículos, la incertidumbre sobre el tiempo de vida de las baterías y el precio superior en comparación con los automóviles de combustión.

El estudio incluye también un análisis de la madurez de los mercados. España, con un índice de madurez de 2,2 puntos -siendo 1 poco preparado y 5 muy preparado-, se mantiene, al igual que se mostraba ya en el mismo informe del año pasado, en el grupo de países donde el mercado de la movilidad eléctrica está menos desarrollado, junto con Italia, Emiratos Árabes Unidos, Japón, Polonia y Australia.

Por su parte, Hong Kong, Noruega y China son los mercados punteros en relación con el vehículo eléctrico, con unos índices de madurez del 4,2, 4 y 3,6 puntos, respectivamente.

En el caso de España, llama la atención esta situación a pesar de ser uno de los mercados que cuentan con un mayor número de ayudas e incentivos públicos. «Esta paradoja tiene que ver con la complejidad y la dificultad para recibir la ayudas como consecuencia de que, en la mayoría de los casos, estamos hablando de un sistema de concesión de ayudas poco eficiente, en el que estas llegan mucho después de la adquisición del vehículo y que están, vinculadas, en muchos casos a desgravación en el impuesto sobre la renta», explicó PWC.