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Rehabilitación de fachadas: la necesidad de actualizar los edificios

Pasear por el centro de las grandes ciudades conlleva tener la imagen de grandes edificios que, con el tiempo, incluso se han convertido en históricos y que llevan consigo la historia misma de la calle.

Sin embargo, con el paso de los años, las fachadas van necesitando ayuda para seguir luciendo bien y, sobre todo, seguras.

De eso se encargan las empresas especializadas en trabajos verticales, una especialidad que sirve no solo para limpiezas sino, sobre todo, para poder dar un buen diagnóstico del estado del inmueble para poder tratarlo.

“Con el paso de los años se va desgastando el material y el cemento, llegando incluso a crear filtraciones de agua o perder parte de su poder de aislamiento térmico. Gracias a este tipo de servicios de trabajos en altura la rehabilitación es más económica y rápida ya que, además, no siempre conlleva la necesidad de gastos asociados como el montar andamios” explican desde Work in vertical.

El desamiantado, otro trabajo necesario

Solo en Cataluña, el Govern ha destinado más de 4.5 millones de euros en desamiantados de hasta 200 edificios en Barcelona.

Badiá, el lugar de actuación, espera poder decir que está libre de este mineral tóxico en 2025 ya que es la localidad con más edificios afectados de todo Barcelona.

Este mal, muy habitual en construcciones de hace varias décadas, está siendo un gran quebradero de cabeza no solo para los estamentos públicos sino también para los vecinos de los inmuebles que están afectados ya que supone un problema añadido que afecta directamente a su salud.

“Ya sea en forma de uralita o fibrocemento, hay que ponerle remedio. Contar con empresas especializadas mejora los tiempos y asegura que se realizan los trámites, retirada de residuos y deshecho de forma correcta, afectando lo menos posible a los inquilinos y, sobre todo, garantizando su seguridad” comentan.

Según la legislación, hasta ahora, era obligatorio cambiar la uralita con amianto cuando se deterioraba bien por inclemencias meteorológicas o por el tiempo – duran en condiciones relativamente óptimas hasta 30 años – o cuando sufren algún tipo de rotura. No obstante, sabiendo el desenlace, lo importante es retirarlo tan pronto como sea posible.