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El Banco de España pide un seguimiento de los criptoactivos, con «presencia significativa» en España y Europa

MADRID, 26 (SERVIMEDIA)

El Banco de España apunta que, según la información disponible, los criptoactivos tienen una «presencia significativa» en España y en Europa y los «riesgos aparejados que puedan llevar aconsejan su consideración y seguimiento desde una perspectiva de estabilidad financiera».

En un estudio sobre los criptoactivos publicado este martes, el organismo repasa los riesgos que suponen para la estabilidad financiera como la dependencia del valor actual de las expectativas de compradores y vendedores sobre su valor en transacciones futuras, la «opacidad y desprotección» de los usuarios, la ausencia de regulación, la «incertidumbre tecnológica», los riesgos operacionales de las tecnologías usadas o los riesgos climáticos físicos y de transición debido al elevado consumo energético de ciertas operativas.

Durante el último año se habría producido un incremento de la negociación de criptoactivos en Europa, en la que los inversores institucionales habrían ganado protagonismo, pero «sin que exista evidencia de un grado material de involucración en este segmento de las entidades bancarias».

Según datos de Chainalysis recogidos por el organismo, España fue durante 2021 la quinta economía por volumen de transacciones de criptoactivos de Europa, siendo esta región la principal receptora a escala global. España ocupó en 2021 la quinta plaza en volumen de transacciones, con cerca de 60.000 millones de euros (4,8% del PIB, 2,7% de los activos financieros totales), por detrás de Reino Unido, Francia, Alemania y Países Bajos, y por delante de Suiza e Italia.

En términos de volumen de negociación de criptoactivos, España presenta un peso proporcional a su PIB en el contexto de la zona del euro. Las transacciones de criptoactivos sin respaldo concentran la mayor parte de las operaciones, y la actividad negociadora sin intermediarios es predominante. El grueso de la negociación en el primer semestre de 2021 tuvo lugar con criptoactivos sin respaldo (aproximadamente el 75% del total en España y en el resto de la zona del euro), cuya cotización es más volátil. Entre ellas, las transacciones de monedas de la red ‘Ethereum’ (que incluye ‘ether’, además del resto de ‘tokens’ de dicha red) serían particularmente importantes (39% del total en España, 42% en los otros países).

En cuanto al tipo de protocolo, se advierte un mayor peso relativo de los servicios descentralizados (64% del total en España, 53% en las otras economías), frente a alternativas centralizadas o que requieren de intermediarios en la negociación, como las cámaras de cambio.

«Existe una cierta proporción de operaciones con estas monedas que tienen como fin actividades ilícitas, disponiéndose sólo de una estimación de la cota inferior del peso que representan sobre el total. En el caso de España, el porcentaje de estas operaciones representaría aproximadamente el 1% del total entre julio de 2020 y junio de 2021», según se recoge en el estudio del Banco de España.

Agrega que, a la luz de las encuestas disponibles sobre tenencia de criptoactivos, su adopción entre la población española «no es desdeñable». El Índice de Adopción de Criptoactivos de Finder, que realiza una encuesta periódica en 27 países, estima en un 12% el porcentaje de adultos que poseen criptoactivos en España. En la misma línea, según una encuesta similar de Statista, el 10% de los encuestados en España afirma usar o poseer criptoactivos.

El organismo ve necesario mejorar la información disponible sobre los criptoactivos, la asociada tanto a las transacciones como a la tenencia por parte de los distintos agentes económicos. Destaca que estadísticas oficiales, a desarrollar en un futuro, o encuestas sobre hábitos de uso pueden ser de utilidad, en especial para identificar factores, como el nivel de educación, la edad, el nivel de aversión al riesgo, la familiaridad en el uso de las tecnologías o incluso el sexo, que podrían ser determinantes de su mayor o menor grado de adopción.

«Estas características también resultan fundamentales para determinar el grado de riesgo que entrañan para la población, sobre todo desde el punto de vista de la conducta, y para el sistema financiero en su conjunto», destaca.