Según los datos del INE, en España hay más de 310.550 médicos registrados. Sin embargo, son cada vez más los que solicitan el certificado de idoneidad para ejercer fuera de España en un goteo que, cada año, lleva a centenares de grandes profesionales a buscar mejores oportunidades fuera.
¿Por qué está ocurriendo esto cuando nuestro país es uno de los que mejor forma a este tipo de profesionales, que son reconocidos internacionalmente? Por causas, sobre todo, económicas y sociales.
Estas son las que han hecho que, en los últimos años, el repunte de huelgas haya crecido exponencialmente. Más de un tercio de los profesionales de hospitales y centros de salud acuden a cada convocatoria para hacer saber su descontento.
No se trata solo del sueldo, se trata de su salud y de su conciliación; de las condiciones de sus contratos y de los horarios; de su exigencia y de la desatención por parte de las Administraciones y Comunidades Autónomas cuando exigen mejoras para sus pacientes.
Se trata, en resumen, de la crisis de la sanidad pública en España que no sólo les afecta a ellos sino a miles de pacientes que sienten no ser atendidos como merecen o que dependen de largas listas de espera para llegar a especialistas, pruebas o quirófanos.
Porque cuando los médicos se movilizan, no solo luchan por ellos mismos: también lo hacen por un sistema que pueda seguir cuidando de todos.
El salario base: una cifra que no refleja su responsabilidad
Una de las quejas más reiteradas por los profesionales sanitarios es que el salario base que perciben no se corresponde con la responsabilidad, la formación y la carga mental del trabajo médico.
En España, un médico especialista en el Sistema Nacional de Salud comienza con un salario modesto en comparación con otros países europeos y, sobre todo, con el nivel de exigencia profesional, teniendo en cuenta además los años invertidos en formación universitaria y MIR, donde ejercen de médicos en sus turnos de Urgencias sin cobrar acorde a ello.
Pero lo que más denuncian los médicos es que su salario real no depende del sueldo base, sino de un complemento que, para muchos, es prácticamente imprescindible: las guardias.
Las guardias: imprescindibles para llegar a un sueldo digno
Las guardias médicas son turnos extra que, a menudo, exige trabajar entre 17, 24 o incluso más horas seguidas y que se realizan fuera del horario ordinario. Y son obligatorias en según qué especialidades, no voluntarias.
Aunque, objetivamente, su finalidad es garantizar la cobertura asistencial en urgencias, hospitales y centros con atención continuada, lo cierto es que las cubren especialistas que también tienen su jornada ordinaria de trabajo.
En teoría, deberían ser un complemento excepcional. En la práctica, se han convertido en la forma habitual de que los médicos complementen un sueldo insuficiente para la responsabilidad que acarrean que, no deja de ser, la vida de sus pacientes.
“La hora de guardia está peor pagada que la hora ordinaria, especialmente durante nocturnos o festivos. Además, estas guardias no cotizan de la misma forma para la jubilación, lo que implica que, pese a trabajar decenas de horas extra al mes durante toda nuestra carrera, la pensión futura no reflejará ese esfuerzo”, denuncian los profesionales.
Por ello, una de las reivindicaciones principales es un aumento del salario base y una actualización real del pago por guardias, acorde con la responsabilidad, el desgaste y el esfuerzo que implican.
Descanso y conciliación: jornadas que rozan el límite
Aún así, las consecuencias de depender de las guardias no son sólo económicas: también afectan al descanso y la salud del profesional.
Trabajar más de 24 horas seguidas no debería ser lo normal. Pero la realidad en cualquier hospital o incluso centro sanitario es otra ya que, no en todos, tienen días libres tras salir de las guardias.
Pese a que desde el Ministerio de Trabajo se está poniendo especial hincapié en que los trabajadores de las empresas privadas cumplan estrictamente con su horario laboral y les exija a las empresas el pago y cotización de las horas extra gracias a los registros horarios, eso no parece servir en los hospitales y centros médicos.
Es más, aunque es por todos conocido, la respuesta y el apoyo a este colectivo es el mismo que siempre, el silencio. Porque no es Amazon. Porque no es Cabify. Es un Hospital. Es un Centro de Salud.
Los médicos, por tanto, cuando acuden a las huelgas, también reclaman el cumplimiento estricto de los horarios de trabajo y de los tiempos mínimos de descanso.
La Organización Médica Colegial y diferentes sindicatos insisten en que la calidad asistencial empeora cuando el profesional está agotado.
En la mayoría de los casos, la demanda no trata únicamente de bienestar laboral de los médicos y demás colectivos sanitarios, sino también de seguridad para el paciente que no puede recibir la misma atención al principio de un turno que cuando el profesional lleva 18 horas ininterrumpidas atendiendo urgencias.
Y, ¿dónde queda la conciliación familiar?
Las huelgas piden una reorganización que permita distribuir la carga de trabajo de forma más equilibrada y humana.
Ratios por consulta: médicos saturados y pacientes desatendidos
La sobrecarga asistencial es otro de los detonantes más frecuentes de los paros médicos y de ciertas especialidades tal como también indican los últimos barómetros.
En atención primaria, que se supone es el primer eslabón del sistema sanitario, no es raro encontrar agendas con 40 ó 50 pacientes diarios, una cifra que impide ofrecer una atención de calidad y desgasta enormemente a los profesionales. Sumado esto, está la lista de espera ya que, para llegar a este profesional, cada vez se demoran las citas más, habiendo agendas cubiertas que impiden que un paciente acuda a su médico de cabecera sin esperar casi una semana.
“Hay patologías que no pueden esperar una semana para ser valoradas por un médico de cabecera. Eso, inevitablemente, hace que las urgencias de los hospitales también se colapsen en busca de una atención que no reciben en sus centros de salud”, explican.
Los médicos reclaman limitar el número de pacientes por consulta a cifras razonables, que permitan una atención adecuada, prevenir errores y dedicar tiempo a la escucha y diagnóstico.
También piden refuerzos de plantilla para reducir la presión asistencial y evitar que los centros de salud y hospitalarios funcionen al límite.
Listas de espera: un síntoma del colapso estructural
Finalmente, no se puede hablar de problemas estructurales en la sanidad sin mencionar uno de los grandes síntomas del colapso: las listas de espera.
Tanto para consultas con especialistas como para pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas, las largas esperas se han convertido en un reflejo de la falta de recursos humanos y materiales.
Los profesionales insisten en que las listas no son sólo un problema de gestión, algo que se reprochan entre Gobierno y Comunidades Autónomas al no tener un sistema centralizado, sino de falta de personal suficiente para asumir la demanda creciente.
Las huelgas suelen incluir la exigencia de planes dotados de presupuesto real que permitan contratar más médicos capacitados, mejorar la capacidad resolutiva de la atención primaria y evitar que los pacientes esperen meses para obtener una cita, hacerse una prueba o ser intervenidos.







